Cómo olvidar a esos niños, que aún eran desconocidos, jugando a ser
grandes. Tal vez dentro de la inocencia de su edad todavía no asimilaban la
grandeza de su proeza. Estos "extraños" habían logrado lo imposible, lo
siempre anhelado, pero jamás conquistado. Con lo que todo futbolista sueña. Un
campeonato mundial de futbol.
Era
un domingo 2 de octubre del 2005, la
selección mexicana sub 17 estaba haciendo historia. Para los que tuvimos la
fortuna de ver este partido por televisión era como ver una película, era el
guion perfecto. Un equipo que siempre se queda en el ya merito enfrentándose a las potencias mundiales, al rival que nadie
se quiere enfrentar, pero una vez que lo enfrentas y logras vencerlo la
victoria te sabe a gloria. Estos niños no les tuvieron miedo, ellos no
salieron a achicarse, como solía pasar siempre que México se enfrentaba a
equipos del nivel de Brasil. Ellos tenían un objetivo y era trascender.
Al
minuto 24, México ya iba ganando 1-0, con un gol de palomita de Carlos Vela, minutos más tarde Omar Esparza metía un
golazo desde afuera del área anotando el 2-0. Aquí se mostró la contundencia de
este equipo. A pocos minutos de terminar el partido, Ever Guzmán marcaba el
3-0, tras caer dentro del área, se levantó como los grandes y anotó. Había
unión, compañerismo y confianza en este grupo.
Esa
noche en el Estadio Nacional de Lima, Perú, estos niños héroes, como muchos les llaman, nos hicieron sentir por
primera vez lo que es ser campeones, nos hicieron llorar de
alegría y pudimos cantar un "¡sí
se pudo!". Y así inició una nueva
generación de futbolistas mexicanos, la ya mencionada Generación Cero o Generación
Dorada. Seis años después otra generación nos hizo vivir de nuevo esas mieles
de ser campeones y nos dimos el lujo de ganar una medalla de oro en las
Olimpiadas del 2012 enfrentándonos, otra vez, al rival soñado, Brasil.
Estos
chavos campeones en el 2005 realmente vinieron a darle una mentalidad
completamente diferente a los futbolistas mexicanos, ahora México se enfrenta al
monstruo con una mentalidad ganadora. Ya queríamos
mandar a toda la camada de jóvenes jugadores al mundial del 2006. Pero todo
tiene un proceso.
A
partir de este campeonato se nos quedaron grabados nombres tales como Carlos
Vela, Giovanni Dos Santos, César Villaluz, Héctor Moreno, Ever Guzmán, entre
otros. Y ¿dónde están la mayoría de estos jugadores que nos hicieron tocar el
cielo? Tristemente son muy pocos los que se llegaron a consolidar, sólo Carlos
Vela, Giovani Dos Santos y Héctor Moreno.
Algunos otros tuvieron un buen paso
por primera división, pero poco a poco han sido descartados, así como les
sucedió a César Villaluz o Ever Guzmán que ahora juegan en la división de
ascenso. Otros pocos ni siquiera tuvieron la oportunidad de debutar en
primera división, tal es el caso del que era el portero titular, al que muchos se aventuraban a comparar con Oswaldo Sánchez, Sergio Arias.
A
una década, tenemos razones para no olvidar ese 2 de octubre, porque esos niños
nos hicieron darnos cuenta que sí se puede, abrieron la puerta para que
muchos otros futbolistas se atrevieran a hacer algo más trascendental, jugar en
Europa, competir por un puesto en algún equipo grande del viejo continente o,
pensando en algo más descabellado, un campeonato mundial con la selección
mayor. Los chavos ya son campeones, ahora viene la mayor.
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