Podrás gozar de la lectura de un buen cuento, mientras te tomas un rico café y disfrutas del clima frío.
Una mañana
Pedro despertó acostado en su cuarto abrazando a su tierno caballito de peluche
llamado Louis, como era de costumbre. Pedro contaba con sólo 7 años de edad y
ya tenía un odio muy intenso hacia su hermano menor Joshua de 4 años, pero sus
pensamientos malévolos afortunadamente sólo eran eso, “pensamientos”.
Él, a
pesar de tener todo un mundo a sus pies, como todo niño lo ha tenido, decidió
ser callado, vivir su infancia en los rincones de su cuarto, gozando de sus
libros de terror, en vez de salir a jugar al aire libre con los demás niños,
pero ese día, Pedro se sintió diferente, había una sensación de quietud tan
penetrante que le helaba la sangre al respirar, su cuarto se veía aún más
oscuro de lo normal, el ambiente era el reflejo de cuarto que parecía ser
tan frágil que al menor movimiento o ruido éste se rompería en pedazos, pero
alejando todas esas sensaciones de su cuerpo se paró de la cama extrañado de no
recibir la visita matutina de su madre para despertarlo, se vistió con
lentitud, tratando de recordar qué iba en qué lugar, como un niño que se viste por primera vez, camino hacia la cocina pasando por los largos y
pálidos pasillos de su gran casa, de hecho, era muy grande para sólo su mamá,
su hermano y él. Su padre, un hombre de muchos vicios, sólo se le veía por las
noches cuando llegaba a dormir, golpeaba a su madre y a la mañana siguiente
nadie volvía a saber de él, por lo que la casa la mayor parte del tiempo estaba
vacía, ya que su mamá tenía que salir a trabajar todos los días para poder
mantener todos aquellos gastos que esa enorme casa necesitaba para su
mantenimiento.
Ese día, al
llegar a la cocina notó que su plato de cereal no estaba en la mesa como
siempre, sólo el de su hermano, así que enojado tuvo que hacer todo solo, ya un
poco irritado por los olvidos de su madre volteó el plato de Joshua, mojando
las sillas con la leche que escurría de la mesa, y una vez más tranquilo, se
sentó a desayunar. Pocos segundos después apareció su mamá con su hermano,
asombrados por lo que había pasado pero ninguno dijo nada, Pedro supuso que su
madre ya se había cansado de sus travesuras y prefirió no discutir, ella tomó
el plato de Joshua y lo volvió a servir con cereal y leche, y sin haberle
preguntado a Pedro si ya había terminado le retiro el plato, él se paró de la
mesa para ir al cuarto por su mochila.
Cuando regresó, su mamá y su hermano ya
se habían ido, así que tomó la iniciativa de irse
caminando, la escuela se encontraba a 4 cuadras pero era
peligroso para un niño de su edad, ¡si me pasa algo, mejor!, ¡será su culpa!,
dijo Pedro, llegando a la entrada de su escuela, el guardia no le hizo ninguna
pregunta sobre porqué venía solo o el porqué de su retraso, camino hacia su
salón y sin importarle que la maestra estaba ya dando clase, fue a su lugar y
se sentó, nadie volteó para mirarlo, pues ya de por sí era difícil notarlo,
después de eso, el día transcurrió como cualquier día normal, al momento de la
salida, su mamá llegó por ellos, cuando vio que Joshua sería el primero en
subir, se adelantó empujándolo y se subió primero, su madre, nuevamente, ni si
quiera lo miró.
Cuando llegó a su casa, decidió relajarse un poco con un buen
libro de los que a él le gustaban tanto, y a pesar de no mostrar ninguna
especie de inocencia en su ser, a Pedro le gustaba hablar con su caballo Louis,
lo llevaba a todos lados y era su mayor confidente, con el planeaba las mejores
travesuras que más tarde, le haría a Joshua. Después de haber leído toda la
tarde, se baño y se fue a dormir, a la mañana siguiente, pasó exactamente lo
mismo que el día anterior, su madre se olvidó de él, tuvo que caminar a la
escuela y luego llegó a la casa.
En la madrugada escucho que su mamá discutía
con la sirvienta porqué no había recogido su cuarto, la muchacha le explicaba
que tenía un miedo horrible al entrar a esa habitación, que la cama cada mañana
aparecía deshecha y los libros cambiaban de lugar, que el ambiente era
congelante y tenía un fuerte escalofrío que comenzaba en la parte baja
de la espalda y se deslizaba hasta llegar a la nunca, el cual terminaba con un frío
soplo de aire como si fueran palabras susurrantes de un fantasma que tocaba sus oídos.
Sin embargo la madre de los pequeños se dirigió hacia el cuarto de Pedro, él
dormía tan tranquilamente, y poco después llegó su padre a verlo, por lo que él
despertó, era demasiado extraño ya que nunca mostró interés en nadie, solamente
vivía para él.
Pedro seguía postrado en la cama y sin abrir mucho los ojos para
aparentar que seguía dormido se dio cuenta de que su padre estaba llorando mientras
contemplaba a lo lejos su cama con aquella mirada tan distante, de vacío que ya
había notado en su madre hace algunos días, en ese momento la mamá comenzó a
reclamarle bruscamente, culpándolo por ser un maldito drogadicto y no se diga
alcohólico, exclamando con todo la fuerza que podía: “por tu culpa nuestro hijo
no puede ponerse de pie, no conoce absolutamente nada, no reconoce a su hermano,
no puede convivir con nosotros, y menos tú”.
Y cuando el
pequeño Pedro escuchaba todo esas peleas que nunca comprendía, él simplemente
buscaba una salida a tanto sufrimiento y trataba de olvidarse de todo y volver
a su mundo de fantasía, a veces también lograba el mismo efecto con
sus cuentos de terror, y por fin, cansado de escuchar a sus padres pelear se
levantó y se abrió paso entre los dos, ellos no lo notaron, fue a la cocina, tomó
un cuchillo y sin pensarlo dos veces, apuñaló a su padre, una y otra vez, cada
una con una carga de emociones intensa, con recuerdos anclados a ellas, como cuando lo amenazó cuando descubrió que se metía con la sirvienta, todos esos sentimientos llenaron el
corazón de Pedro y sin sentir culpa lo mató, camino hasta el cuarto de su
hermano y lo encontró dormido en su cama, tomó una almohada y la colocó en el
rostro del pequeño, Joshua había sido quien le había arrebatado el amor de su
madre, por culpa de su hermano, su mamá se había olvidado de atenderlo a él,
así que decidió eliminarlo, y cansado de sus grandes hazañas se quedó en un
rincón de la cocina con la cabeza entre las piernas pensando en lo que había
hecho.
Continuará...
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