miércoles, 28 de octubre de 2015

Un mundo dinámico del inmóvil de Pedro (Primera parte)

Podrás gozar de la lectura de un buen cuento, mientras te tomas un rico café y disfrutas del clima frío.
 

Una mañana Pedro despertó acostado en su cuarto abrazando a su tierno caballito de peluche llamado Louis, como era de costumbre. Pedro contaba con sólo 7 años de edad y ya tenía un odio muy intenso hacia su hermano menor Joshua de 4 años, pero sus pensamientos malévolos afortunadamente sólo eran eso, “pensamientos”.

 Él, a pesar de tener todo un mundo a sus pies, como todo niño lo ha tenido, decidió ser callado, vivir su infancia en los rincones de su cuarto, gozando de sus libros de terror, en vez de salir a jugar al aire libre con los demás niños, pero ese día, Pedro se sintió diferente, había una sensación de quietud tan penetrante que le helaba la sangre al respirar, su cuarto se veía aún más oscuro de lo normal, el ambiente era el reflejo de cuarto que parecía ser tan frágil que al menor movimiento o ruido éste se rompería en pedazos, pero alejando todas esas sensaciones de su cuerpo se paró de la cama extrañado de no recibir la visita matutina de su madre para despertarlo, se vistió con lentitud, tratando de recordar qué iba en qué lugar, como un niño que se viste por primera vez, camino hacia la cocina pasando por los largos y pálidos pasillos de su gran casa, de hecho, era muy grande para sólo su mamá, su hermano y él. Su padre, un hombre de muchos vicios, sólo se le veía por las noches cuando llegaba a dormir, golpeaba a su madre y a la mañana siguiente nadie volvía a saber de él, por lo que la casa la mayor parte del tiempo estaba vacía, ya que su mamá tenía que salir a trabajar todos los días para poder mantener todos aquellos gastos que esa enorme casa necesitaba para su mantenimiento.

Ese día, al llegar a la cocina notó que su plato de cereal no estaba en la mesa como siempre, sólo el de su hermano, así que enojado tuvo que hacer todo solo, ya un poco irritado por los olvidos de su madre volteó el plato de Joshua, mojando las sillas con la leche que escurría de la mesa, y una vez más tranquilo, se sentó a desayunar. Pocos segundos después apareció su mamá con su hermano, asombrados por lo que había pasado pero ninguno dijo nada, Pedro supuso que su madre ya se había cansado de sus travesuras y prefirió no discutir, ella tomó el plato de Joshua y lo volvió a servir con cereal y leche, y sin haberle preguntado a Pedro si ya había terminado le retiro el plato, él se paró de la mesa para ir al cuarto por su mochila. 

Cuando regresó, su mamá y su hermano ya se habían ido, así que tomó la iniciativa de irse caminando, la escuela se encontraba a 4 cuadras pero era peligroso para un niño de su edad, ¡si me pasa algo, mejor!, ¡será su culpa!, dijo Pedro, llegando a la entrada de su escuela, el guardia no le hizo ninguna pregunta sobre porqué venía solo o el porqué de su retraso, camino hacia su salón y sin importarle que la maestra estaba ya dando clase, fue a su lugar y se sentó, nadie volteó para mirarlo, pues ya de por sí era difícil notarlo, después de eso, el día transcurrió como cualquier día normal, al momento de la salida, su mamá llegó por ellos, cuando vio que Joshua sería el primero en subir, se adelantó empujándolo y se subió primero, su madre, nuevamente, ni si quiera lo miró. 

Cuando llegó a su casa, decidió relajarse un poco con un buen libro de los que a él le gustaban tanto, y a pesar de no mostrar ninguna especie de inocencia en su ser, a Pedro le gustaba hablar con su caballo Louis, lo llevaba a todos lados y era su mayor confidente, con el planeaba las mejores travesuras que más tarde, le haría a Joshua. Después de haber leído toda la tarde, se baño y se fue a dormir, a la mañana siguiente, pasó exactamente lo mismo que el día anterior, su madre se olvidó de él, tuvo que caminar a la escuela y luego llegó a la casa. 

En la madrugada escucho que su mamá discutía con la sirvienta porqué no había recogido su cuarto, la muchacha le explicaba que tenía un miedo horrible al entrar a esa habitación, que la cama cada mañana aparecía deshecha y los libros cambiaban de lugar, que el ambiente era congelante y tenía un fuerte escalofrío que comenzaba en la parte baja de la espalda y se deslizaba hasta llegar a la nunca, el cual terminaba con un frío soplo de aire como si fueran palabras susurrantes de un fantasma que tocaba sus oídos.

Sin embargo la madre de los pequeños se dirigió hacia el cuarto de Pedro, él dormía tan tranquilamente, y poco después llegó su padre a verlo, por lo que él despertó, era demasiado extraño ya que nunca mostró interés en nadie, solamente vivía para él. 

Pedro seguía postrado en la cama y sin abrir mucho los ojos para aparentar que seguía dormido se dio cuenta de que su padre estaba llorando mientras contemplaba a lo lejos su cama con aquella mirada tan distante, de vacío que ya había notado en su madre hace algunos días, en ese momento la mamá comenzó a reclamarle bruscamente, culpándolo por ser un maldito drogadicto y no se diga alcohólico, exclamando con todo la fuerza que podía: “por tu culpa nuestro hijo no puede ponerse de pie, no conoce absolutamente nada, no reconoce a su hermano, no puede convivir con nosotros, y menos tú”.

Y cuando el pequeño Pedro escuchaba todo esas peleas que nunca comprendía, él simplemente buscaba una salida a tanto sufrimiento y trataba de olvidarse de todo y volver a su mundo de fantasía, a veces también lograba el mismo efecto con sus cuentos de terror, y por fin, cansado de escuchar a sus padres pelear se levantó y se abrió paso entre los dos, ellos no lo notaron, fue a la cocina, tomó un cuchillo y sin pensarlo dos veces, apuñaló a su padre, una y otra vez, cada una con una carga de emociones intensa, con recuerdos anclados a ellas, como cuando lo amenazó cuando descubrió que se metía con la sirvienta, todos esos sentimientos llenaron el corazón de Pedro y sin sentir culpa lo mató, camino hasta el cuarto de su hermano y lo encontró dormido en su cama, tomó una almohada y la colocó en el rostro del pequeño, Joshua había sido quien le había arrebatado el amor de su madre, por culpa de su hermano, su mamá se había olvidado de atenderlo a él, así que decidió eliminarlo, y cansado de sus grandes hazañas se quedó en un rincón de la cocina con la cabeza entre las piernas pensando en lo que había hecho.

Continuará...


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